El viernes pasado communiqué finalmente mi decisión en la empresa en la que trabajo. Voy a permanecer en ella exactamente 22 días. Aunque no se han esforzado mucho por retenerme, agradezco el noble y falso gesto patronal de dejarme las puertas abiertas a una posible vuelta en un futuro. Me ha llegado al corazón. Las formas hay que mantenerlas siempre, y si bien en Recursos Humanos puede que haya caído algún rapapolvo por no incorporar personas comprometidas con la filosofía de la empresa, parecen haber entendido que mi transfuguismo se debía a una oferta irrechazable: El Banco estaba dispuesto a pagar mi cláusula de rescisión e iba a ser imposible retenerme allí contra mi voluntad. Al fin y al cabo, un trabajador desmotivado e indolente conculca los cimientos básicos del ya desaparecido neoliberalismo económico. Déjenle marchar.

Mientras espero al fin del presente contrato y a su consiguiente mellada mensualidad, medito en mi exilio cacereño si una experiencia laboral tan express merecería la pena ser recogida en mi curriculum. Espero paciente que todos los trámites administrativos se solucionen y finalmente me concedan el tan ansiado visado de trabajo que me permita regresar triunfal a Seúl. Tanto El Banco como las autoridades coreanas se están tomando con una calma excesiva todo el papeleo., pero mientras tanto, disfruto de mis últimos momentos en España, y reparto mis días entre Madrid y Cáceres.

Cáceres, la ciudad en la que viven mis padres y en la que me exilio cuando escapo de la capital es un pequeño, bello y agradable asentamiento medieval, sin estrés ni ambiciones. Declarada en 1986 ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un remanso de paz en el que los funcionarios pululan salvajes y se reproducen eternamente generación tras generación. Para los cacereños es difícil regresar a Cáceres ya que pocos salen de ella (que la Junta les proteja). Para los turistas, es difícil no repetir.



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Comments (3)

On 3 de febrero de 2009, 4:34 , Anónimo dijo...

Bella panorámica. Preciosa.
Yo que soy de Tenerife,próximamente voy a visitar la Península y me encantaría disponer de más información sobre esa ciudad provinciana donde dices que te has refugiada, y que debe ser maravillosa.
Creo que también opta al título de Capital Cultural Europea para el 2016 ?.
Si eres tan amable y puedes me remites algo más de información sobre Cáceres.
Un fan canario de tu blog. Carlos Raúl Guedes
Muchas gracias

 
On 3 de febrero de 2009, 12:57 , Anónimo dijo...

Hola!!
(Yo soy de Cáceres, y la verdad, no es por que sea mi ciudad pero me gusta mucho la parte antigua.)
Me encanta tu blog, desde que lo descubrí no dejo de visitarlo. Me gusta saber sobre Corea y espero ir alguna vez. Estoy estudiando coreano por mi misma (es como un viaje imposible), pero la verdad es que aunque me cueste no lo dejaré.
Muchas gracias! Espero que sigas escribiendo ^^
Un saludo

 
On 9 de febrero de 2009, 4:51 , Uncle B dijo...

Bueno, bueno, lo de la cláusula de rescisión se verá, que ahora la que manda es la de recesión, sobre todo con la pasta que te pagamos; no está el horno para bollos. Ellos creen que les pagaremos pero les vamos a arrasar.

Tu sueldo también los vamos a bajar un poquito, pero lo compensaremos con incentivos. Aquí hay mucha tela que cortar, me parece que te vas a hacer más mili en los norebangs que el Capitán Trueno. Horas extras, macho, que esto es la mili.

Ya te puedes traer la agenda de teléfonos de toda esas amigas de Hondae de las que hablabas en tu blog, que mi mujer volvió el 31 de septiembre a Seúl y llevo tres meses y nueve días sin echar un clavo.

Ya sabeis que somos el mejor banco de la liga, estamos sentados en un montón de dinero y podemos comprar a cualquiera, como te hemos comprado a ti, chaval. Eso sí, si no funcionas, te tiramos como una colilla. Tengo una cola de profesionales de rodillas suplicando que les contrate. Todas las mañanas salgo de casa pisándoles la espalda y llego al trabajo sin tocar la acera.

Así que a espabilar, pipiolo, y a llevarme de kopas. Y a reportar a todo dios. A ver si en Madrid se acuerdan de mí. Quiero decir que éste es un proyecto de la máxima prioridad para el señor Sandalio, dueño del banco, pero hay un cuello de botella en el middle management y no le llega la información. Tiene que ser eso, no hay otra razón para que no me haya llamado nadie del Banco en estos meses. Y la diferencia horaria. Eso es. Eso y la diferencia horaria.

Bueno, te quiero ver por aquí cuanto antes, y no te olvides de la maleta de eso que te pedí, talla extragrande que aquí no encuentro. De momento no he necesitado, pero para cuando vengas.